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Una llamada inesperada



Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que entré en la Iglesia de San Luis de los Franceses en Roma. En esta preciosa iglesia romana se encuentra el cuadro de la vocación de San Mateo del pintor italiano Caravaggio. Contemplando esta espectacular obra, parecía como si estuviera viendo el fotograma de una película. Me cautivó la luz del cuadro y su simplicidad, sin demasiados adornos. No podía dejar de mirar la imagen de San Mateo, ni tampoco la imagen de Cristo junto a la de San Pedro, que entran en la escena como si fueran dos mendigos. La mano de Cristo, señalando con el dedo a Leví, que Caravaggio tomó prestada del fresco de la creación de Adán de Miguel Ángel. Al fondo de la estancia, iluminada, la figura de Mateo, que no se atreve a levantar la mirada y parece que sigue a lo suyo contando las monedas que están en la mesa, mientras duda, por la expresión de su rostro, de que verdaderamente sea él aquel a quien el Señor ha venido a buscar.


Esta escena de la vocación de Mateo me invita siempre a dejarme mirar por el Señor, a ver mi vida a través de su mirada, que es una mirada llena de misericordia y de amor. Verdaderamente la vocación es siempre iniciativa de Dios, y a nosotros nos corresponde responder a su amor y seguirle.


Cristo no cesa de llamar a algunas mujeres para que le sigan, como decimos en nuestra Constitución 53, pero también somos conscientes de que por el gozo y la generosidad de nuestras vidas, otras son invitadas a responder a este llamamiento.

¿No es este un buen principio desde el que plantear la pastoral vocacional? La iniciativa de Dios y el gozo y la generosidad de nuestras vidas. Lo que me lleva a pensar en el don de la oblación y en lo importante que es vivir con alegría el don de la vocación recibida, una cosa necesita a la otra, porque el gozo verdadero nace de una entrega generosa, brota sin cesar cuando nos ponemos al servicio de los demás y de la Iglesia.


Cada una de nosotras nos hemos encontrado con el Señor en un momento de nuestra historia, como a San Mateo el Señor nos ha mirado con amor y nos ha llamado para estar con él y para enviarnos a anunciar el Evangelio. ¿Y tú? ¿Te dejas mirar por el Señor? ¿Te dejas encontrar por Él?


Marimar omi

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