La confianza que tienen los niños en sus padres o en sus educadores es admirable. Me sorprende siempre la sinceridad con que los pequeños me preguntan en clase. No conocen ni entienden la ironía o el sarcasmo que son dañinos. No les cuesta ser obedientes. Gracias a Dios, trabajo en un cole con niños muy buenos, en los cuales puedo observar esta virtud. Esto me hace pensar en la confianza que tengo con Dios.
Jesús, en los Evangelios también nos presenta a los niños como modelos de confianza. Él mismo confía en su Padre y le obedece. La vida de Jesús está marcada por esta obediencia al Padre porque sabe que es bueno y le ama incondicionalmente. En momentos difíciles me cuesta confiar en Dios sabiendo que es bueno para mí. En estas situaciones recuerdo la confianza de los pequeños y la obediencia al Padre que vivió Jesús, hasta en el momento de morir en la cruz.
La obediencia de Jesús no es de esclavos que esperan un castigo si no obedecen, ni de los obreros que esperan un premio para su trabajo, sino es la de amor, la disposición de los hijos a sus padres.
¿Qué te ayuda a ti en los momentos difíciles cuando te cuesta confiar en Dios?
Kristin OMI
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