La vida es un camino. Al principio de la vida no sabemos cómo y dónde vamos a terminarla. Igualmente, al principio del día no sabemos cómo va a acabar. ¿Qué cosas inesperadas nos van a ocurrir? Somos hechos para un viaje. Las huellas en la arena en la foto son una imagen muy bonita para esta peregrinación. La primera pregunta que se me ocurre al verla es, ¿a dónde va este camino?
A veces nos puede dar miedo esta inseguridad del caminar sin saber lo que me puede pasar o frustrar porque no veo a dónde voy. También nos puede desanimar por las experiencias malas que he vivido o escuchado o visto.
En estas situaciones, la Biblia tiene una palabra de esperanza:
“Conduciré a los ciegos por un camino que no conocen, por sendas que no conocen los guiaré; cambiaré delante de ellos las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas haré, y no las dejaré sin hacer” . (Is 42,16)
Dios cambia las tinieblas delante de mí en luz. Me guía, me envía, no me deja sin ayuda. ¿Me lo creo de verdad?
Te invito hoy a tomarte un ratito de silencio, mirar la foto y preguntarte, ¿cuál es el camino de mi vida? ¿Dónde quiero llegar? En la foto se ve que de repente hay dos huellas en la arena. Puedes hacer memoria de tu historia y pensar, ¿en qué situaciones has sentido que alguien te apoyaba, te acompañaba en tu caminar? ¿Puedes ver las huellas de Dios en tu vida?
Kristin OMI
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