En los últimos días de mayo tuvo lugar el II Congreso mundial de laicos vinculados al carisma oblatos. Dos de nuestras hermanas pudieron compartir estos días de encuentro con los oblatos y los laicos oblatos. Fueron días muy intensos de compartir, escuchar y buscar juntos nuevos caminos para seguir dando vida al carisma de san Eugenio de Mazenod.
Mari Mar estuvo en Sassone – Italia, donde se reunieron los laicos de la provincia Mediterránea y Paulina estuvo en Kokotek – Polonia, donde se reunieron los laicos oblatos de la región europea. Cada una de ellas comparte la experiencia que ha vivido en estos días.
El Espíritu da nueva vida al carisma
Durante el streaming pudimos ver que se conectó gente de todo el mundo: África, Australia, América... Fue realmente impresionante poder escuchar sus experiencias y testimonios desde lugares más lejanos.
Personalmente me llenó de alegría poder ver, qué vivo está el carisma oblato. ¡Cuántas personas se han encontrado con Cristo a través de los oblatos! ¡Personas de todos los estados y condiciones!
Es muy bonito ver que nuestras vidas acercan a la gente a Dios. Ellos por su parte quieren seguir conociéndolo dentro de esta familia y su forma de vivir el Evangelio. Me impresionó mucho el entusiasmo de la gente, su inquietud y deseo por conocer a san Eugenio, ser parte activa de la misión.
Quizás, cada vez hay menos oblatos en el mundo, pero el Espíritu da nueva vida al carisma a través de los laicos. San Eugenio todavía tiene algo valioso que decir a cada uno de los que formamos parte de esta familia.
Paulina OMI
El carisma oblato está vivo
Durante los días que duró el encuentro pudimos celebrar la alegría de ser una sola familia, de compartir un mismo carisma y sentir el gozo de ser enviados a la misión, cada uno allá donde se encuentra. Por las mañanas comenzamos siempre con la oración y después teníamos un pequeño programa de 10h a 12h, con algunas charlas y momentos de compartir en grupos y a las 14h nos conectábamos para seguir el Congreso Internacional.
Fue una ocasión privilegiada para asomarnos cada tarde a la ventana de la realidad de los laicos a lo largo y ancho del mundo oblato, con toda su riqueza y expresión. Nos hacía sentirnos parte en la que todos éramos abrazados por el carisma oblato.
¡Qué inmenso campo se nos abre!
A través de las diferentes experiencias y testimonios pudimos reconocer que verdaderamente el carisma oblato está muy vivo y tiene mucha vida.
Para mí personalmente ha sido un regalo participar en este encuentro y conocer a muchos hermanos y hermanas con los que compartimos el gozo de vivir el mismo carisma.
Mari Mar OMI
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