Acabas de empezar el mes de septiembre, y quizás con él, estás comenzando un nuevo curso. Serán días de mirar hacia delante, con ilusión, con alegría, con esperanza,
pensando qué vas a hacer y cómo. Son días de búsqueda.
Párate un momento y pregúntate: ¿qué busco? ¿cómo lo busco? Dios, a través del profeta Jeremías (Jr 29, 13), nos dice:
“ Me buscaréis y me encontraréis,
si me buscáis de todo corazón.”
En el Evangelio, Jesús también nos invita a buscar, y nos dice que el que busca,
encuentra (cf. Mt 7, 7-8).
Dios siempre se deja encontrar si le buscamos. Incluso a veces, se hace el encontradizo aún sin que le busquemos conscientemente. Escucha la siguiente canción y reflexiona: ¿Dónde busco a Dios? ¿Le busco de corazón?
A veces, no encontramos lo que queremos, sencillamente porque no buscamos bien.
Una buena búsqueda pasa por dejar a un lado el bullicio, las carreras, el stress… e
introducirnos en el silencio, la soledad, la tranquilidad, la paciencia … así podremos
detenernos y mirar, mirar con ojos nuevos. Busquemos con el corazón.
Para terminar, lee reposadamente la siguiente oración. Después, copia aquella palabra
que resuena con más intensidad en tu interior.
OJOS NUEVOS
Dame, Señor, ojos nuevos para ver la novedad
de tu Espíritu que habita en cada tiempo y lugar.
Para descubrir la vida que late y quiere brotar
en cualquier trozo de tierra que alguien remueve al pasar.
Para mirar de otro modo lo que, pareciendo igual,
es el aquí y el ahora donde tú, Señor, estás
para hacer nuevas las cosas que yo no puedo cambiar.
Dame, Señor, ojos nuevos para mirar más allá
de la mirada miope que nunca ayuda a avanzar.
Para descubrir tus signos de esperanza y de verdad
en estas gentes sencillas, en esta dificultad...
Para contemplar la vida por dentro, en profundidad,
para que brille en mis ojos tu mirada de bondad.
Danos, Señor, ojos nuevos, gafas, corazón quizá,
podrá ser todo lo mismo, pero desde tu mirar
se encenderán otras luces y ya nada será igual.
Asun OMI
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